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Perseguir tus sueños, eso que no deberiamos dejar de hacer

Creo que todos tenemos sueños, algunos publicos, otros que no nos atrevemos a contar porque quiza a otros les puedan parecer ridiculos. Pero todos sabemos cuando algo que se nos pasó por la cabeza se quedó ahí metido y pasó a convertirse en un sueño. Uno de los mios era venir a vivir a Japón y lo cumplí tras no pocas dificultades. Tuve que ahorrar, tuve que mentalizarme, tuve que dejar buenos trabajos y luego una vez aquí esforzarme mucho para conseguir un trabajo que me proporcionase un visado de trabajo. Y es que por lo general los sueños de verdad, los que muchos no se atreven si quiera a decir en alto o que solo aspiran a contarlos entre carcajadas son aquellos que toman tiempo, mucho tiempo en llevarse a cabo. Por mi experiencia personal perseguir estos sueños es sin ningún lugar a dudas lo que más feliz me hace en el mundo. No solo el conseguirlos, si no el hecho de luchar por ellos.

Pero no quiero hablaros hoy estos sueños que yo perseguí o persigo. Hoy quiero hablaros de la gente que los persigue, en general, y como estas personas persiguiendo sus sueños pueden ser tremendamente inspiradoras para los demás. Una de las carácterísticas de casi todos los grandes sueños que he visto cumplir a la gente es su moneda de pago, que no es otra que la del sacrificio. Casi podría decir que no existe un verdadero sueño que pueda ser cumplido sin hacer sacrificios por el camino. Muchas veces estos sacrificios se hacen mucho más cuesta arriba de lo que se calculo al principio y dan ganas de abandonar, a todos nos pasa. Es en estos momentos cuando otras personas sacrificandose por lograr sueños pueden inspirarnos terriblemente.

Personalmente me inspiraron y me inspiran muchas personas. Juanjo yéndose a vivir a Londres cuando poca gente se iba fuera liandose la manta a la cabeza, mis abuelos en los años cuarenta surcando los aires de continente en continente para llegar a Peru donde les esperaba un futuro mejor y tantísimas otras personas. Pero hoy quiero contados una historia que espero os de ese empujón de energía que necesitáis para no tirar la toalla con vuestro sueño, o si aun no empezasteis para que os pongáis manos a la obra con ello.

Hara unos dos años conocí a una pareja catalana encantadora, él otaku hasta la medula (pero de los que no dan grima jeje) con el sueño de estudiar japonés aquí para poder ser un día traductor de manga. De primeras me pareció una historia que había escuchado mil veces y que por desgracia es un sueño bien dificil de conseguir, los que conocí por el momento se deshincharon por el camino y se contentaron con poder saber un poco de japones para poder medio entender sus series otakus antes que nadie y poder jugar a juegos que nunca saldrían en Europa. Ella además venía siguiendole y ni siquiera estaba muy convencida de estar en Tokyo estudiando japones, creo que no terminaba de creérselo aún. Para mas inri él (sobretodo) venía con un presupuesto bastante limitado. En ese momento mi cerebro acostumbrado ya a ver entrar y salir de su vida a amigos temporales los catalogo en el grupo de los que estarían un tiempo limitado en Japón, no más de un año pensé.

Al poco tiempo me di cuenta de cuan equivocado estaba. Él había entrado en un nivel algo avanzado de japonés ya que había estudiado ya por su cuenta japones, sin embargo algo muy típico es que dependiendo del metodo que sigas el orden en que estudias los kanjis es distinto. Su gramática era suficiente, pero su nivel de kanjis estaba muy por debajo de las exigencias, lo normal es que repitiese ese curso y se pusiera las pilas. Pero el no estaba dispuesto a retrasar la llegada de su sueño, como un salvaje se puso a estudiar kanjis y consiguió superar el examen con tan buena nota que la profesora no tuvo otra que felicitarle.

A partir de ahí compaginaba sus estudios con su alegría de ser y de disfrutar Japón, pero los nubarrones no tardarían en llegar. El dinero escaseaba tenía que encontrar un trabajo, con tan poco tiempo no apostaba porque consiguiera nada decente. Él no se rindió acudio con la cabeza bien alta a multitud de entrevistas e incluso hizo pruebas en trabajos de mala muerte que desde luego no eran los adecuados. Por fin dio con un sitio adecuado, comenzó a trabajar ahí y a con ello poder pagarse los billetes para cada trayecto en su tren, cada comida y cada libro de texto que necesitaba en la escuela. Un día se presentó al examen N2 de japonés, un nivel respetable y más para alguien que llevaba tan poco tiempo estudiando, por supuesto, se lo sacó.

Tras esto terminó la escuela e ingresó en una especializada en traducción de mangas donde cada día lucha por conseguir su sueño. Por si esto no fuera suficientemente dificil, el sigue con su trabajo para mantenerse en Japón y viviendo en una habitación de mala muerte donde se helaba de frio en invierno y aunque no he hablado con el últimamente estoy seguro se asa como un pollo en verano. También sucedió que hace unos meses ella no pudo continuar el ritmo y tuvo que volverse a España por lo que se unen unos cuatos kilos mas de sufrimiento, pero ellos ahí siguen.

Hace unos días el volvió de vacaciones a España tras un par de años sin volver y tras meses sin verla a ella, pocas veces he visto una foto que me transmita TANTA felicidad como lo hace esta;

[FOTO]

Espero su historia os haya motivado la mitad que me ha motivado a mi a seguir luchando, que no hay suenio imposible, todo es cuestion de la cantidad de sacrificio que estemos dispuestos a invertir en el. Y recordad sed felices!!

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