Conociendo una ciudad
Cuando visitas una ciudad conoces sitios el 90% turísticos y si te mueves un poquito más, te esfuerzas o tienes un poco de suerte a veces descubres ese 10% de su identidad no turística. En ocasiones la identidad turística y la real están más cerca y en otras no tienen nada que ver; la turística no es más que una fachada para que venga la gente de fuera a gastarse el dinero y a hacer fotos. A mi siempre me ha gustado tratar de conocer la identidad de una ciudad, tratar de calar más hondo, ir más allá de lo propuesto por las guías. Para esto puedes guiarte por consejos de blogs, de gente que vive en la ciudad y que va compartiendo con cuenta gotas auténticas perlas, retazos de vida auténtica en la ciudad. Y aún con todo no conocerás la auténtica ciudad, ésta solo la conocerás cuando vivas en ella. Es necesario sumirte en su rutina, en sus costumbres, verte «obligado» a seguir sus horarios de trabajo y de comidas, de parranda y de irse a dormir, incluso sufrir las inclemencias de su tiempo o aguantar las impertinencias o bondades de sus ciudadanos. Todas estas cosas y muchísimas más conforman el cómo es una ciudad por sus adentros.
No os voy a venir aquí a lo Willy Fogs contanto las muchas ciudades en las que he vivido, porque se que hay gente que lo ha hecho en muchos más sitios que yo. Si bien, si creo que en unos pocos sitios he estado y son bastante diferentes el uno del otro como para resultar bastante pintorescos. Quiero resumir en un párrafo cada uno de estos sitios y luego hacer una de las reflexiones que a mi tanto me gusta hacer en alto por aquí.