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urgencias

Don’t try this at home

Hoy os quiero contar una historia muy notable que me (nos) pasó el otro día, no solo para vosotros si no para mi porque estos capítulos interesantes de mi vida me gusta tenerlos aquí escritos para releerlos en el futuro como ya hice con la historia del coche en Milán.

En esta ocasión la historia es por la mañana alrededor de las 9 hora local yo aterido por el frío trabajaba desde la cama arropadito por la funda nórdica. Cuando de pronto escucho desde la planta de abajo un grito demasiado fuerte para ser las 9 de la mañana: RODRIGO! era Javi y le digo que? y me dice VEN! Hiroko pensaba que quizá había visto una araña gigante o algo así (en nuestra casa hay unas arañas que lo flipas…), pero yo había notado cierta alarma en su voz, pensaba que alguna tubería se había roto o algo así. Me pongo unos pantalones y bajo las escaleras rápidamente preguntando ¿qué pasa? y me dice me he cortado… Yo pensaba que sería un mini corte, el se estaba sujetando la mano y no salía sangre. Entonces para enseñármelo dejo de sujetarse y la herida se abrió y comenzó a salir la sangre a borbotones :S Me preguntó con cara de pánico que hago? Y yo debia tener la misma cara de pánico que él, pero a duras penas supe reaccionar y decir vamos para el hospital, llamo un taxi. Tras esto un momento de confusión coge una toalla, salimos a la calle, coge la cartera, no necesitamos dinero, coge mi móvil, vaya pero estas en pijama Javi… Finalmente con las manos ensangrentadas enrolladas en una toalla con pijama y las pantunflas de estar en casa salimos a la fría mañana de Dublín. En este momento Javi comenzó a marearse, creo que por la impresión, no había perdido tanta sangre como para marearse por eso… Entonces yo comencé a tranquilizarle pues de nada servía que le diera un jamacuco. Llegamos andando a una clínica que está a 5 minutos andando de nuestra casa por suerte.

Una vez allí pasamos a una sala de espera donde en 10 minutillos nos atendieron, ahí te hacen una primera consulta y te cobran 60 euros y si creen conveniente te derivan al hospital, lugar donde no puedes ir salvo que tengas una carta de esta consulta derivandote ahí (así que los 60 euros los pagas por pelotas). Ahí le hicieron un vendaje compresivo y le dijeron que mantuviera la mano en alto y que fuera al hospital para comprobar si tenía algún tendón afectado… esta era la mayor preocupación de Javi, sobre todo por el miedo que tenía de quizá no volver a tocar la guitarra, su gran pasión.

En la puerta de la clínica conseguimos tras un rato encontrar un taxi libre y fuimos rumbo al hospital, una vez allí le pidieron bastantes datos a Javi, entre ellos si se había cortado en el trabajo o en casa y como había llegado al hospital… algo curioso. Cuando terminamos con eso nos dijeron que esperásemos un momento que nos llamarían y nos fuimos a sentar, pero antes de sentarnos ya le estaban llamando… guau, eso es rápido! Ahí solo hacían como un primer filtro, supongo que veían gravedad de cada uno para crear una cola de prioridad.

Después de esto tuvimos que esperar 1 hora o algo más no se, pero un rato largo. Aquí ya charlábamos mas tranquilamente, Javi avisó en el trabajo y yo los contaba a nuestros amigos de aquí y retransmitía por twitter. Trás este rato como digo le llamaron y tras otro rato largo volvió con un vendaje en la mano y cara de estar mas contento.

Dentro del lugar habían pasado cosas asombrosas que Javi me contó en el taxi de vuelta a casa. Lo más notable era que en lugar de ponerle puntos le ponían unas tiritas de estas adhesivas, que si, que muy cómodas que no duelen, pero a Javi aquello le seguía sangrando… claro tenía un tajo ahí del copón como se va a parar con unas mierda tiritas… A la segunda vez que se las pusieran parecía que aquello había parado… pero tras un rato y en el momento que hablaba con las enfermeras Javi notó que algo raro pasaba en su mano, la miró con cara de sorpresa cuando de pronto saltaron las tiritas y salió un chorro de sangre a 1 metro ante la atónita mirada de las enfermeras que decidieron que había que dar puntos. Llego el médico que debía ser un un sádico porque le dijo a Javi que no pensaba ponerle anestesia y vaya si no lo hizo.

Tras eso pues ya paró de sangrar, salió dolorido pero bien y volvimos en taxi a casa, donde nos encontramos con la cocina como si Dexter hubiera pasado por ahí, llena de sangre, limpiamos todo y nos comimos una tostada que era la una y no habíamos comido nada. Y esta la historia de como conocí el sistema sanitario irlandés, espero no tener que volver a verlo