Ayer durante la cena de fin de año en la que no nos ponemos hasta arriba a penas un familiar me hizo un comentario, que dándole vueltas me ha parecido muy curioso y acertado. En realidad una obviedad de la que no te puedes percatar hasta que alguien la dice en alto.
Y es que tengo el corazón partío, como Alejandro Sanz… Pero es que en mi caso tiene díficil solución. La cuestión es que me preguntaban si tenía ganas de volver a Japón, y bueno en realidad tengo muchísimas ganas de volver. Pero también estoy encantado de estar por aquí. En definitiva no creo que ni a corto ni a medio plazo vaya a estar en ningún sitio sin dejarme un cacho de vísceras por otra latitud del planeta.
Esto es una maldición, porque sabes que no tendrás una felicidad plena, ya que es imposible tener las dos cosas. Pero pensándolo un poco más me doy cuenta de que en realidad es algo bueno que me hace vivir con más intensidad cada momento. Creo que es la incomodidad que suponen los cambios lo que me espabila y me hace estar despierto y no quedarme dormido en una vida monótona.
Pues yo pienso lo contrario. Que aunque a veces te de pena no estar en el otro sitio, eres superafortunado por tener dos sitios en los que, si no estás, los echas de menos tan intensamente XD Yo creo que es la mejor manera de enfocarlo, asi es como al menos intento yo ver las relaciones a distancia 😉 Se vive todo muchisimo más intensamente, lo cual es genial xq te sientes supervivo (como ya dices en tu post) y además, eres muy aofrtunado por tener tanto en tantos sitios. Hay gente que no está cómodo ni se siente querido en ningún sitio 😉
Yo, cuando me ataca la morriña, es lo que intento recordar 🙂
Lo que si es cierto es que hoy en día las distancias son mucho más cortas y con este blog maravilloso mucho más.
A mi me pasa lo mismo ahora que estoy viviendo en Perú. Por suerte suelo viajar a menudo a España.
¡Un saludo desde Perú!
Viva el Perú carajo! Por cierto me ha encantado verte comentando por aquí 🙂
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