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maleta

Resumen desde que me fui hasta que llegué

Se que tengo esto muy olvidado pero es que el último par de semanas en Japón fue frenético, en España tampoco paré demasiado y cuando paraba no tenía demasiada gana de estar por aquí, pero ya he vuelto a la rutina y con ganas de contaros que ha sido de mi vida. Como este año me he propuesto ser más estructurado, comenzaré por estructurar este post y lo voy contando poquito a poquito.

Los últimos días en Japón

A falta de semana y poco tenía muchas cosas pendientes por hacer. Por un lado varios exámenes en Kai, que si oral, escrito, de escuchar y demás… y claro había que estudiarlos! También tenía entregas de la universidad. Por supuesto tenía que hacer la maleta para volver a España y esta iba a volver repleta de regalos navideños porque otra cosa no tenía que llevar, pero claro hacía falta ir a comprarlos! También teníamos que hacer una mudanza y es que dejábamos esa casa en la que estábamos. Cómo os podéis imaginar fue muy estresante, pero no se como conseguí hacer todo y nada mal. En la uni dos notas una A (Sobresaliente) y C+ (aprobado alto) y en la escuela una media de 90% que si os acordáis era mi meta al principio del curso 😉

La llegada a España, los primeros días

Con todos los estreses llegue a España. Al llegar a horas intempestivas la primera en la boca… mi maleta estaba en el limbo. Tras 6 días de espera y como regalo de Navidad la maleta me llegó a casa justo antes de salir para Cádiz. La atención de JAL al respecto muy buena, pero la indemnización creo que pequeña 100 euros por dejar a alguien sin maleta 6 días me parece poco, pero bueno.

Seguía teniendo muchas cosas que hacer. Lo principal cambiar mi certificado de elegibilidad en la embajada japonesa por un visado de estudiante. Costó 3 visitas a la embajada (una más de lo normal por no tener foto de carnet) pero se consiguió. También tenía cosas pendiente de papeleos de la uni y de trabajos colgando. Durante los primeros días me levantaba entre las 5 y las 6 de la mañana y yo lo achacaba al jet-lag (que algo tendría que ver) pero fue terminar de hacer la última cosa importante que hacer, desestresarme y automáticamente me levanté a las 11 el día siguiente. Ese día comenzaron mis vacaciones y comencé a disfrutar de España, hasta mi espalda pareció descontracturarse un poco.

Las vacaciones por España:

Los días por España han sido muy intensos, no demasiado descanso y como ya me decía mi madre gambiteando a diario 🙂 Viendo a mucha gente, comiéndo muchísimo y estando con la familia que parece que se disfruta más cuando les ves más de vez en cuando. La pena es que hay gente con la que te apatecería haber pasado mucho tiempo y también gente a la que no te gustaría ver aunque solo sea un ratito. Pero lo cierto es que el tiempo es finito por lo que vi a menos gente y menos tiempo del que quisiera, pero bueno.

Despedida de España:

Los últimos días ya eran claramente de despedida, volver a meter cosas en la maleta, comprobar que tienes todo ok, las vacaciones dejaban un poco de paso a un poco de estres pre-viaje. Además al hacer la maleta procuré dejar en una caja las cosas que me gustaría que mi familia me trajera cuando vienen a verme en Marzo-Abril y dejar la habitación lo más vacía posible porque si las cosas van bien mis padres harán obra en la casa este año, es muy posible que cuando vuelva a mi casa la siguiente vez ya no sea «mi casa», voy a flipar! eso si quedará preciosa!

La despedida de la familia fue ligera por aquello de que vienen en dos meses y pico. Con los amigos fue repetir la despedida que ya había hecho hacía 3 meses. No obstante note en ciertos abrazos esa sinceridad de nuevo de un abrazo de verdad, una despedida aún más intensa que la anterior y es que habrá gente a la que no veré como mucho en un año. Esto sucede por ejemplo con mi abuela, aunque me aseguró que vendría a verme a Japón 😉

Llegada a Japón:

Me iba a Japón y el jaleo estaba montado, que si huelga encubierta de controladores, que si media Europa bajo la nieve… no las tenía todas conmigo sobre si volaría ese día o no o si tardaría 4 días en llegar a Tokyo. Finalmente todos los astros se alinearon y volé sin ningún contratiempo, las conexiones perfectas, el vuelo no se me hizo largo y aunque hubo unas turbulencias malditas me encontraba en un estado zen que no comprendía que hacía que no me preocupase lo más mínimo el hecho de que en lugar de un avión pareciera que estábamos en el top spin.

Todo mi zen pareció irse al traste cuando esperando mi maleta en la cinta fui llamado por un tio del aeropuerto… Mr Rodrigo Fernández… no me jodas! me han pillado la fabada! estoy en problemas jajaja! Pues nada, resulta que mi maleta se había quedado en Londres! no se que tengo con las maletas… Total me aseguraron que llegaría al día siguiente, así que nada para fuera que me fui sin maleta ni leches…

Toma de contacto con el país:

En la puerta estaba esperándome fielmente Hiroko que me recibió con un cálido abrazo (en Japón no se besa! no en público!). Intentamos encontrar un sitio donde sacar los 5000 yenes de indemnización por la perdida del equipaje que me daban… si 40 miseros euros… en fin. Y finalmente no pudimos sacarlos. Comimos algo rápido en un macdonald y de ahí nos fuimos directamente con toda la empanada mental a ver un piso, al menos no tenía maleta que arrastrar 😉

Llegamos a Tabata donde estaba el chico del piso esperándonos. Hiroko y él se pusieron a contarse cosas y yo entre mi corto japonés y mi estado de muerte me dedique a seguirles 15 minutos por calles arrastrando una maleta con ruedas que había traido Hiro y con mi mochila cargada de gadgets, estaba cláramente en modo zombi. Al llegar vimos la pequeña casa que habéis visto en el vídeo. Mi primer pensamiento fue que esa casa no y le dijimos al tio que lo pensaríamos y le decíamos algo al día siguiente.

Finalmente esa noche le decíamos que si, las razones fundamentalmente que así tenemos algo mientras buscábamos algo más definitivo y mientras tenemos un par de meses de casa por 500 euros los dos meses y entre los dos, osea prácticamente nada!

De ahí nos fuimos a Gotanda donde habíamos quedado con ikusuki. Nos zampamos un ramen esperándole y luego fuimos para la estación. Allí llego el tan risueño y majo como siempre. Me despedí de Hiro y me fui con el, ya que Hiro se volvía a su super poblada casa (estos días estaba su hermana con las sobrinas) y yo me fui a acoplarme a casa del Toscano.

La amabilidad Toscana

A partir de aquí seguía en modo zombie pero en manos de ikusuki que siempre es un tio extremadamente majo. Me llevo hasta su casa, explicándome cuidadosamente como ir. Una vez en su casa dejámos las cosas y descansamos un pelín. Lo cierto es que la casa es más grande de lo que parece en los vídeos! Y es muy bonita, me gustó mucho. Como corríamos peligro de hiper apalancarnos nos fuimos a por unas birras e Ikusuki me llevo a su lugar preferido, el templaco de al lado de su casa donde culmina sus conquistas 😛 Tenía miedo de que me atacase xD me tranquilizaba que es pequeño, pero me acojonaba eso de que es segundo dan (creo) de karate, jaja.

Tras hacer el gañan entre tumbas niponas y estar más que congelados volvimos a su casa donde cenaríamos un poco de obento de konbini. Tras esto y con las últimas energías pusimos una película. Que parecía muy divertida, me la apunto para verla, se llama zen zen daijoubu. No pudimos terminarla porque estábamos muertos, así que nada a las 10 a la cama jajaja.

La cosa no terminó ahí, resultaron ser las leyendas de ikusuki del frío legendario de esa casa y de que una noche tuvo que acabar metiéndose en la bañera caliente del frío que tenía. Pues pasé una noche larga debido a esto. Al ir irse para la oficina a eso de las 7:30 me tapó como una madre con su pedazo de funda nórdica y madre mia que bien se estaba, así me quedé hasta que a las 11:30 me llamó Hiroko.

Mudándonos de nuevo

Nos habían dado el piso y había quedado con el tio a pagarle el primer mes (200 euros jojo) y que le diera las llaves. Así que nada tras perderme muchísimo hasta el metro y tal fuimos de nuevo a Tabata, al que sería nuestro nuevo hogar. No teníamos nada, así que al dejar las cosas lo primero que hicimos fue… comer claro! estábamos muertos de hambre! y luego ir a comprar un futón. Volvimos con este y nos subimos las 4 plantas sin ascensor con el… y los futones pesan eh 🙂

Tras esto que os cuento fue cuando grabé el vídeo de la anterior entrada. Después de grabar el vídeo el día se volvió en muy bueno. Fuimos a Shinjuku y conseguimos conexión a Internet para la casa gracias a la tecnología Wimax (de esto ya hablaré en otra entrada), también teníamos nueva funda nordica pal futón que compró Hiro y algunas cosas más que trajo desde Chiba. Para completar al ratito me llego mi maleta con todo dentro. Por lo que ahora la habitación es mucho más completa que en el vídeo. Cuando lo tenga ordenado y peque algunas fotos y eso hago un nuevo vídeo 🙂

La vuelta al cole

Y ya llegamos al día de hoy. En el que ha tocado volver a madrugar, aunque no haya dormido mucho por el jetlag. Cogí la línea Yamanote para ir a la escuela y la encontré menos llena de lo que me temía. He descubierto que si eliges bien el vagón caminas más pero no viajas apretado, por lo que merece la pena.

Una vez en la escuela reencuentro con los compañeros, todos muy contentos de volvernos a ver. Conocimos a nuestra nueva profesora muy simpática y parece buena profesora, pero tiene por delante un arduo trabajo que es superar la marca alcanzada por Naito-sensei que hasta la fecha es mi profesora de idiomas preferida 😉

Tras la clase nos zampamos un ramen los italianos y yo y… ya! ya no he hecho nada más 🙂

Como siempre a partir de ahora las entradas no serán tan detalladas y solo os contaré las cosas interesantes, que ya tengo muchas acumuladas. Como las cosas que he aprendido de futones, la tecnología Wimax esta con la que estoy conectado ahora, el tema de las maletas perdidas, las compañías y los servicios que prestan… en fin que por falta de temas no es. Hasta el siguiente post y gracias por leerme!