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Viaje por Turquía, Día 1, Estambul

Aunque ya os tengo acostumbrados a abandonaros sin piedad sin decir ni pio, he de decir que esta vez mi silencio fue debido a que estaba de viaje y no tenía mucha conexión con ordenadores ni ganas que tenía de tenerla vamos… Mi viaje fue por Turquía, producto de una oferta y pensamiento locos, la oferta de Iberia y el pensamiento de mi amigo Sebas y yo. En definitiva nos plantamos tras charlarlo un rato con un vuelo Madrid – Estambul por 77 euros y 9 días por delante, nada mal la cifra. Os voy a ir contando día a día el viaje con las fotos de cada cosa, espero que disfrutéis al menos la una pequeña parte de lo que yo lo hice creando estas anecdotas.

Llegamos un viernes a las 11 de la noche de la hora local, sin tener mucha idea de como llegar hasta nuestro destino, un albergue elegido un poco al tun tun donde pasaríamos las dos primeras noches. Decidimos finalmente decantarnos por la opción más barata, el metro, que nos supondría un coste de 4,5 liras, osea unos dos euros y pico, ni tan mal… Además como viajamos bastante ligeros de equipaje (sólamente una mochila de mano) pues no teníamos problema.

Al principio todo salió a pedir de boca, compramos nuestros jetones (unas fichitas con las que entrar al metro) y para allá fuimos, hicimos nuestro primer transbordo sin problemas, pero a mitad de nuestro trayecto un hombre entro dijo algo y todo el mundo se bajó, nos quedamos con caras de perplejos y nos hizo un gesto dando a entender que hasta ahí habíamos llegado que el metro había terminado. Así que tuvimos que bajarnos sin tener mucha idea de donde estábamos.

Decidimos rápido lo que teníamos que hacer, lo primero comer un kebab que ya hay hambre y ganas 😉 Ni cortos ni perezosos buscamos uno pero todos estaban o cerrados o cerrando, finalmente nos vendieron uno realmente grande y realmente frio en una tienda y nos aplicaron el impuesto revolucionario guiri. Este impuesto es como denominábamos cuando nos cobraban de más y claramente era por ser, pero lo cierto es que poco se podía hacer, por suerte aprendimos a eviarlo un poco y a convivir con el, puesto que como veréis nos lo aplicarán en numerosas ocasiones.

Tras el kebab paseamos un poco siguiendo la línea del tranvía y nos sorprendimos al llegar hasta Sultanahmed, aunque en su momento no sabíamos que era eso, y ver desde ahí las mezquitas iluminadas y con las gaviotas volando encima de ellas, nos sentíamos como en la película de Aladdin. Decidimos montarnos en un taxi puesto que claramente iba a ser una matada llegar a pie hasta nuestro albergue eran como 10 paradas de tranvia y después teníamos que coger un funicular.

En el taxi sufrimos nuestro segundo impuesto revolucionario y probablemente el mayor. En un trayecto en el que contaban en las guías y demás no nos debían de haber cobrado más de 20 liras (10 euros) nos cobrarón 41 liras. A estas alturas llevábamos dos cosas compradas y dos impuestos revolucionarios pagados, por lo que decidimos que debíamos ponernos un poco más alerta si no queríamos que nos saliera realmente caro el viaje.

Al llegar al albergue vimos que no estaba del todo mal, pero lo cierto es que nos esperábamos algo mejor. Una cosa si era cierta, la localización era inmejorable, de hecho demasiado buena. Se encuentraba en pleno centro de marcha y esto hacía que tuviera un ruido ensordecedor. Una cosa buena que tenía era una terraza en la azotea donde echamos unas buenas partidas de backgammon, el juego nacional, o como lo llaman ahí la tavla. Después nos fuimos a dar una vuelta por el animado barrio y a dormir sin demasiado exito entre el calor, las luces y los ruidos. Esta es nuestra habitación por la mañana, es lo mismo que vi yo al despertar:

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Vida y obra de un pasaporte 2004 – 2009

pasaporte

La semana pasada fui a renovar mi pasaporte y al ir a echarme la mano al bolsillo para pagar los eurillos pertinentes me encontré con esta carta manuscrita, os la transcribo:

Querido Rodrigo:

Soy tu pasaporte, juntos hemos pasado buenos momentos y me gustaría rememorarlos antes de que acabe mi ciclo de vida de 5 años, encantó disfrutar de este tiempo viajando contigo. Sin más te cuento las cosas conforme a yo las recuerdo:

Cuando nací hacía mucho calor, era Madrid en Agosto, me necesitabas para hacer un viaje por Japón, todavía recuerdo tu ilusión por este viaje. Me contaste que estuviste ahorrando durante un año todo tu dinero e incluso fuiste durante un mes a clases de japonés para poder defenderte mejor. La primera vez que me utilizaste fue para comprar el billete del Japan Rail Pass, si ese billete con el cual podías coger durante una semana todos los trenes en Japón. En Septiembre recuerdo perfectamente que me mirabas mucho y un día me metiste en un bolsillo y no dejabas de sacarme de vez en comprobando que no hubiera saltado de tu bolsillo. Tras unas cuantas horas de nervios dentro de un agobiante avión donde hicimos lo posible por hacer pasar el tiempo lo más rápido posible.

Una vez en Tokyo con un poco de nervios perdi la virginidad, sin muchas preguntas me pusieron una pegatina con un código y me graparon un papel a modo de piercing, que desilusión me esperaba un sello de tinta. Luego decidiste que para que no me perdiera era mejor no andar paseando conmigo por ahí, así que me dejaste en la maleta, en casa. Mal hecho porque ese día tuviste que dar explicaciones a un policía. Con más tristeza volvimos para España.

Allí me dejaste aparcado un tiempo, es verdad que me llevabas a tus viajes por Italia, Alemania, Reino Unido… pero siempre era un segundo plato, siempre tenías al señor DNI más pequeño y manejable, maldito… Pero al cabo del tiempo llego mi momento, un viaje donde el no podía llevarte, a Sudamérica!

De momento volvieron los nervios, el comprobarme que estaba todo en regla y demás. Una noche me chaste en el bolsillo y salimos para el aeropuerto con destino a Buenos Aires, tras una noche de más debido al overbooking y con 600 euros más gracias a la indemnización fuimos para allá, esta vez con menos nervios y es que la experiencia es un grado. Nos preguntaron mucho menos al llegar a Buenos Aires, casi automáticamente nos pusieron un sello, si, por fin! un sello de tinta! A partir de aquí comenzó un periplo por todo Argentina donde siempre me llevabas muy cerca, era uno de tus bienes más preciados. Al día siguiente me llevastéis a Iguazú, donde me necesitasteis para cruzar al lado Brasileiro, fue rápido pero muy bonito, ¿verdad?. Tras un par de semanas o así recorriendo por tierra Argentina llegamos a la frontera con Chile. Allí te revisaron tu mochila y no tenías nada sospechoso, no así tu primo que tenía algo ilegal… una manzana! Tras pagar la consiguiente multa con la cual hubieráis cenado los tres y con el sello ya puesto en mi, continuamos el viaje con 1 hora de retraso por el incidente.

Luego me llevastéis a la montaña a caminar por ahí en busqueda de los glaciares. Aun recuerdo cuando me olvidaste dentro de unos pantalones fuera de la tienda, se tiro toda la noche lloviendo y con un viento infernal. Por suerte pude agarrarme fuerte y no volarme, pero estaba totalmente calado. Tras todo el día secándome consegui un estado aceptable, de hecho mucho mejor de lo que podría esperarse. Después volvimos a Argentina para ir a la Isla de Fuego, Usuaia, wow! aquello fue increíble. Allí me volviste a necesitar para coger un vuelo a Buenos Aires y a los dos días volver a España.

Después de esto me volviste a tener de segundo plato, hiciste muchos vuelos entre Dublín y Madrid pero solo era un acompañante de seguridad, de nuevo el DNI fue tu amigo. Por eso decidí huir, no soportaba la idea de que me quedaban menos de 3 meses de vida y por tanto era inservible, decidí escabullirme entre tus cosas de la mudanza, me encontrarás algún día tras un tiempo, un cadaver perfectamente conservado al que mirarás con cariño.

Mi nuevo sustituto parece que tendrá mucho trabajo, esta semana a Turquía y en Septiembre para Japón, parece que dentro de 5 años el también tendrá muchas que contar, una lástima no poder estar aquí para vivirlas contigo. Fue genial pasar estos años contigo Rodrigo, no me olvides, yo siempre fui y seré tu primer Pasaporte.

Un abrazo.

Wow, me ha dejado de piedra 😉