Cómo hacer la receta del curry thailandes
Cocinar es algo que me gusta hacer y siempre que tengo tiempo me gusta hacer un descanso en mis estudios o lo que este haciendo y hacer algún plato sencillo con el que desconectar un rato. Estoy deseando tener una cocina más grande y un presupuesto mayor para comprar alimentos y dar mayor rienda suelta a esta afición. Pero de momento con las limitaciones de espacio y dinero que tengo intento hacer lo que buenamente puedo 😛
En este caso quiero hablaros del curry tailandés, un plato de muy fácil preparación con un sabor sorprendente y bastante rápido. En mi opinión es un auténtico manjar, pero al tener el sabor dulzón del coco quizá sea un sabor sorprendente que no termine de convencer a todos, pero aún así os insto a darle una oportunidad, yo no soy muy fan del coco y este plato me encanta! Todos hemos oído hablar del curry y casi automáticamente lo asociamos a la india, pero no solo allí se come. Aquí en Japón se come una variante de la versión India de la que ya os hablé en su momento (Arroz con curry), hoy como os decía hablaré de la versión tailandesa que casi no tiene nada que ver.
Ingredientes
- 2 cebollas
- 2 ajos
- 2 zanahorias
- 150 gramos de brocoli
- 1 o 2 pechugas de pollo (depende de lo carnívoros que seáis)
- opcionalmente algo de champiñones y/o nabo
- Pasta de curry tailandés
- Un poco de mirin (vino dulce japonés) o en su defecto medio vasito de vino blanco valdría
- Una lata de leche de coco
- Arroz
Es probable que ya tengamos de todo eso en nuestra nevera o en la tienda de al lado de casa, salvo la pasta de curry y la leche de coco, de la cual hablaremos más adelante.
El proceder:
Vamos a ver como hacerlo ahora paso a paso y con miles de fotos 🙂
Lo primero de todo es hacer un arroz blanco, confio en que esto todos sabéis hacerlo ya, así que a la par que vais haciendo lo que os explico id haciendo uno.
Cortamos en juliana (en tiras) la cebolla.
También tiras cortamos la zanahoria
Lo mismo haremos con los champiñones en caso de tenerlos.
Por estas latitudes se come mucho el daikon, que es este nabo gigantesco que de por si no tiene un excesivo sabor y que coge mucho sabor de donde este cocinado. Echamos un poco por probar y porque teníamos mucho en casa, le iba bien, pero no es imprescindible ni mucho menos, de hecho es un agregado. Por tanto no os rompáis mucho la cabeza con este ingrediente.
En caso de echárselo va en láminas también.
En ajo… adivinad… si en laminitas también 🙂
Un poco de aceite en la sarten (yo siempre de oliva, porque tengo millones de litros en casa, gracias a buenos samaritanos que me lo traen de las Españas). Y cuando este calentito el aceite echamos el ajo y lo movemos.
Una vez que empiece a dorarse le echamos toda la cebolla, a choloon! oh si! a estas alturas debe de oler de maravilla. Y el fuego lo tendremos a fuego medio. Una vez leí/vi que lo mejor era echar la sal en este punto que ayudaba a que la cebolla quedase mejor, no se si es cierto, pero yo siempre lo hago así 😛 La moveremos de vez en cuando y la separaremos para que quede en tiritas.
Cuando empiece a poner transparente uno a uno iremos añadiendo el resto de ingredientes.
Este es el mirin, del que os hablaba en los ingredientes. Sustituible por vino blanco y si tampoco tenéis pues no echais nada y tampoco es sacrilegio 😉
La cosa irá tomando este cariz.
Y mientrás cortamos el pollo como queramos, en cubos, tiras, trozos no muy grandes que se puedan llevar luego a la boca con algo de verduras a la vez. Si le echas la sal y la pimienta (ok no lo puse en los ingredientes, pero tenéis no??) antes de echarlo a la sartén y lo juntas a todo «amasandolo» el pollo cogerá mejor el sabor de la sal y la pimienta (truco Hirokil!). Luego ya lo echamos en la sarten y dejamos un a medio fuego un rato que el pollo se ponga blanquito, las verduras y el pollo se chupen todo el mirin o el vinito y que nos vaya entrando hambre de lo bien que huele.
Y ahora viene el quiz de la cuestión, la leche de coco. En España se puede encontrar en tiendas de exportación /importanción, suele costar sobre un euro. Se que se puede comprar en Madrid en el mercado de la Plaza de España, buscaos un poco la vida. No es algo muy raro y a nada que viváis en una ciudad un poco grande deberíais ser capaces de poder encontrarlo.
Echáis la leche esta en la sartén y lo removéis todo bien. A estas alturas el olor dulzón unido al de la cebolla, las verduras y la carne pochándose hará que probablemente hayamos enloquecido. Si aún estais cuerdos aguantad un poco más que ya casi tenemos el plato.
Toca el segundo ingrediente fundamental y especial. El curry thailandés, donde podais encontrar el leche de coco tendrán también esto. La versión no picante pica un poco, los picantes son realmente infernales, si no estáis muy acostumbrados tirad por el curry amarillo, que es el que menos pica, si sois aventureros coged el rojo o el verde 😉 Bajo vuestra responsabilidad eh! 😛
Tiene una pinta que se asemeja a algo un poco asqueroso, no? Echaremos en la sarten poco a poco e iremos probando, que no tenga un sabor excesivo y no pique en exceso. Para nuestro gusto nos va como con un par de cucharadas soperas grandotas, pero eso id viéndolo vosotros. Trás echarlo por su puesto hay que remover bien que no se queden grumos de esta pasta que encontrarse uno podría ser ver las estrellas por picor y sabor fuerte.
La pinta que debe haber tomado es algo parecido a esto (el tono cambia si elegisteis curry verde o rojo claro…)
Lo servimos con arroz y listo para comer, con estas medidas comerán 4 personas con hambre 🙂 3 con mucha hambre o 6 recatadas 😛
Si os animáis a hacerlo contadme la experiencia por favor, así como donde encontrastéis los ingredientes, es muy posible que a otros les pueda servir vuestra experiencia 🙂 Si os mola esto de las recetas os iré poniendo alguna más de vez en cuando 🙂