Son cerca de las 8 de la mañana, no se puede decir que haya dormido esta noche, más bien cabeceado un poco en el sofa, los nervios, el miedo y sobre todo la ilusión no me lo permitían y hacían que a la media hora de dormirme me despertarse pensando qeu había pasado un montón de tiempo.
Antes de irme ha pasado una semana muy intensa, una semana en la que tenía que reunir papeles, hacer gestiones y despedir a gente. La despedida gorda fue el viernes con un montón de amigos, pero antes despedidas aisladas con gente que no podía venir a la fiesta.
Sobre la fiesta contaros que fue de maravilla, algo tranquilo, no muy alocado pero una gran oportunidad para ver a muchos amigos que me hubiera costado mucho tiempo ver uno a uno. A las 4 y media llegábamos a casa, mi hermana, su novio, mi amigo Mario y yo. Tras «cenar» un poco la gente desfilo a la cama y yo me quede echándole un vistazo a las cosas que me habían regalado.
Entre esas cosas había un cuaderno estilo moleskine pero hecho por mi padre, era una manolosky, un diseño mucho más mejorado :) En ella cada persona que asistió a la fiesta me escribió unas palabras. Leyéndolas a las 5 de la mañana entre el silencio me di cuenta de que me iba, pero que me iba ya, que ya no era algo que se cuenta me voy a ir a Japón… no, me iba en un día y unas horas y detrás iba a dejar a amigos y familia tan fantásticos que eran capaces de hacerme una agenda tan genial donde podría leerlos y acordarme de ellos noche tras noche.
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