Si me habéis seguido por twitter o facebook habréis visto ya que he ido contando cosas incluso publiqué un par de entradas rápidas en el blog. Ya por la mañana y trás haber descansado por la noche os cuento más detalladamente como viví la situación.
Para comprenderla mejor tenéis que meteros en contexto. Llevamos un par de días con meneitos porque por el Norte hubo un terremoto grandecillo y con las sucesivas réplicas. Por suerte esto no tuvo mayores consecuencias que un mini tsunami y un poco de susto. En Tokyo no se notó mucho más fuerte que otros que había vivido hasta ahora. Aún con todo, como os podéis imaginar andábamos con la mosca detrás de la oreja.
Ayer viernes tras volver de la escuela hice un buen curry thailandes para llevar esa noche a casa de Sara ya que celebrábamos el cumple de Carlos y Hector. Tras terminarlo, comer nosotros y fregar los platos nos disponíamos a descansar un poco tras la comida cuando empezó el terremoto. Yo estaba sentado, Hiroko de pie. Yo lo noté en seguida, ella al estar de pie no. Pero fue creciendo, a los pocos segundos el movimiento se hizo evidente. Empecé a grabar el zarandeo de un peluche que tenemos colgando de una lámpara, lo hice con cierta diversión tengo que reconocer. A los pocos segundos mi diversión se tornó en miedo. Hay un momento en el que comprendes que no es lo mismo de siempre. En ese momento dejé de grabar e intenté salir corriendo por la puerta. Pero no sin Hiroko claro y ella me indicaba que era mejor quedarse dentro, que nuestra casa es segura. Vi mi Play Station y mi ordenador moviendose peligrosamente y los traté de acomodar un poco, más que las máquinas me importaría perder todas las fotos de dentro…
Luego nos pusimos en mitad de la casa y ya solo podíamos ver como la cosa iba subiendo en nivel. Ya todo se movía, como estuvieramos en una casa encantada poseida por un espiritu maligno la nevera se abrió de golpe, de dentro saltaron todos los alimentos. Por el movimiento la tostadora de encima se cayó también sumandose al estruendo. Los libros saltaron de las estanterías y los papeles se cayeron por los suelos. Una escena irreal y que parecía que nunca acabaría. Pero si lo hizo, paró, aunque tardamos en darnos cuenta porque tras el terremoto estas completamente mareado y aun sientes el mundo moviéndose.
Tras unos segundos de calma y que tu cerebro se descargue un poco de adrenalina y ya te sientas más seguro empiezas a pensar. Lo primero en los seres queridos por supuesto, lo primero ver donde se produjo el terremoto. Mierda era en el mismo sitio de siempre, de hace dos días. Eso esta cerca de donde vive la familia de la hermana de Hiroko. Ella se temía que hubiera pasado algo malo, por lo que con manos temblorosas intentaba llamarles. Las líneas claro estaban colapsadas. Mientras por suerte en la tele informaron como había afectado a cada zona y de nuevo por suerte dijeron que la zona de la familia de mi novia estaba menos afectada que Tokyo. Menos mal!
Yo mientras comprobaba que se decía en Internet. Y la sorpresa fue justamente Internet funcionaba a la perfección. Gracias a eso pude recibir mensajes de mis amigos de Tokyo, a priori parecía que todo el mundo estaba bien 🙂 Todo esto que os cuento paso en cuestión de un par de minutos. Con el acongoje en el pecho aún me di cuenta que tenía que llamar a mi casa. No tardaría en llegar la noticia a España y no quería que se preocupasen mis padres. Mi madre descolgó el teléfono algo alarmada, supongo que pensaría que a alguno de mis abuelos le había pasado algo. Con algo de alivió al saber que era yo me saludó, aún así no solía llamar a esas horas no estaba del todo tranquila. Conteniendo el miedo y los nervios como pude le conté lo que había pasado intentando que sonase menos aterrador de lo vivido. La verdad, no se si lo conseguí. Mientras tanto el suelo aún temblaba y mis piernas también por lo que era mejor colgar antes de que llegase una replica y yo chillase como una nena con mi madre al otro lado del auricular 😛
Con ya algo más de calma las cosas se fueron asentando. Hiroko consiguió hablar con su familia y todos estaban bien y pudimos ver como estaba la casa. A mi lo que más me sorprendió fue que el agua del water hubiera saltado hasta fuera, lo demás pues bueno todo caido, aquí un par de fotos:
Tras esto se sucedieron unas cuantas replicas, un par de ellas más que fuertes que cualquier terremoto que haya sentido hasta antes de este gordo. Lo peor de todo era el miedo a que se repitiera uno como el anterior y es que no empezó distinto que los suaves, al principio era normal. Durante el terremoto pasé pavor, pero durante las primeras replicas un miedo continuo que casi era peor. Hiroko me tranquilizaba y cuando ella se venía abajo yo la tranquilizaba a ella 🙂
La tarde se desarrolló de una forma bastante intensa pero monótona. Atendiendo al montón de mensajes de twitter, de emails, de facebook, llamadas de periodistas y demás. Al final a la 1 de la noche no di más de si y me quedé rendido en la cama rechazando aún algunas llamadas de periodistas y no contestando a sus mails (perdón, pero no podía con mi alma).
La noche se desarrolló con ciertas replicas pero yo estaba taaaan cansado que conseguí dormir casi sin interrupción. Sola una replica consiguió quitarme el sueño y tras comprobar que no iba a más volví a cerrar el ojo. Las anecdotas de Tokyotas son infinitas, les pillo en el tren, en el trabajo, en restaurantes. Y en general son muy aterradoras, pero todas suelen ser sustos. El problema de verdad esta en el norte, el tsunami ha sido verdaderamente destructivo y aún tenemos todos la mirada puesta en las dos centrales nucleares. Si bien me consta que las noticias fuera de Japón son bastante más catastrofistas que las de dentro. Espero que todo acabe lo mejor que pueda y que no se repita ninguna replica fuerte.
Quiero agradeceros a todos el apoyo que me habéis dado. No creo que sea capaz de agradecéroslo personalmente, pero por favor daos todos por aludidos. Repito de nuevo que estamos perfectamente, no nos ha pasado nada de nada y la situación actual en Tokyo es de calma total.
Un fuerte abrazo!